La repentima muerte de James Horner nos ha dejado sin uno de los compositores de música de cine más populares de las últimas décadas, con más de un centenar de títulos en su filmografía. Podría decirse que su especialidad era hacer que la épica creciera a partir de melodías íntimas y delicadas en continuo crescendo, principalmente utilizando diálogos entre orquestaciones de viento y metal que logran una cadencia muy peculiar siempre identificable en sus trabajos.
La tendencia recurrente de Horner a la autocita y la reutilización de frases musicales (los famosos parabarás) le granjeó no pocas críticas, sobre todo hacia el final de su carrera, pero eso no empaña la capacidad que tenía para crear melodías inmediatamente perdurables y cargadas de emoción cuando se ponía a ello. Mientras volvía sobre sus pasos, denotando una evolución, nunca temía incorporar instrumentos exóticos cuando la historia o ambientación de la película lo propiciaba, aportando variaciones y convirtiendo el recuerdo a composiciones previas en una especie de firma personal que daba dimensión unitaria a su obra.
A continuación, recordamos diez de las partituras de James Horner que más nos entusiasman.
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