9 películas que modernizan los mitos griegos

Antes de 'Percy Jackson y el mar de los monstruos', estos filmes también le enmendaron la plana a Homero y compañía. Por YAGO GARCÍA
9 películas que modernizan los mitos griegos
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9 películas que modernizan los mitos griegos

Parecía que se había precipitado al Hades de las sagas sin esperanza. Pero tumbar a un semidiós adolescente es más difícil de lo que parece, de modo que Logan Lerman vuelve a ponerse en la piel del hijo de Poseidón para Percy Jackson y el mar de los monstruos. Con Chris Columbus sólo en el papel de productor, y con su franquicia sometida a tres años de enfriamiento, esta secuela de Percy Jackson y el ladrón del rayo podría tenerlo difícil en las listas de taquilla... Pero a nosotros nos viene fenomenal para recordar que, cuando se trata de llevar la mitología clásica al cine, no todo son peplums o superproducciones del estilo de Troya o Furia de titanes: también hay filmes que le enmiendan la plana a Homero y compañía, llevándose a los dioses olímpicos y su numerosa progenie a tiempos más modernos. Aquí tienes unos ejemplos.

Hércules en Nueva York (A. A. Seidelman, 1969)

El mito: También conocido como Heracles por la parte de Grecia, Hércules es el hijo de Zeus (acostúmbrate a leer ese nombre) y de la reina mortal Alcmena. Sus aventuras nos lo muestran tan irresistiblemente fuerte como corto de entendederas.

La película: La historia del semidiós y sus doce trabajos han inspirado multitud de filmes, entre ellos la producción Disney de 1997, y la recordada serie de Sam Raimi. Pero cómo resistirse al encanto camp de este filme en el cual un 'Arnie' de 22 añitos debutó en Hollywood con el seudónimo de Arnold 'Mr. Universo' Strong. Por supuesto, el cachas austríaco reniega de ella, pero para nosotros ocupa un lugar de honor en la categoría 'Tan malas que molan'.

Orfeo (Jean Cocteau, 1950)

El mito: Hijo de un rey de Tracia o del mismísimo Apolo, según a quién se quiera dar crédito, el trovador Orfeo venía a ser una suerte de Justin Bieber de la Hélade mítica, salvando las distancias. La dulzura de su canto le permitió descender a los infiernos para rescatar a su esposa Eurídice, pero sus esfuerzos quedaron en nada por culpa de una mirada indiscreta.

La película: Siempre esteta y refinado, Cocteau tenía bien presentes sus recuerdos de París durante la II Guerra Mundial cuando rodó este filme. Por eso la Muerte (María Casares) que acosa a Jean Marais y a su chica parece más bien una femme fatale al servicio de los Nazis, y en la radio suenan mensajes en clave inspirados en los códigos de la Resistencia. El resultado es un thriller surrealista de primer orden.

O Brother (Joel Coen, 2000)

El mito: Dado que los propios Coen hicieron gala de ello, no creemos sorprenderte si te decimos que esta película adapta la historia de Ulises, hijo de Laertes y rey de Itaca, cuyo garbeo por el Mediterraneo después de la guerra de Troya duró unos diez años llenos de violencia y fornicación. Y mientras tanto, la pobre Penélope venga a tejer y destejer velos...

La película: Tan avispado como su contrapartida mitológica, pero más cachondo y más cazurro (son los Coen, al fin y al cabo), Ulysses Everett McGill (George Clooney) cruza a salto de mata el Sur de EE UU encontrándose con sirenas lavanderas, cíclopes del Klu Klux Klan y sheriffs con complejo de dios mitológico. Toda una odisea, vamos, pero con música hillbilly.

My Fair Lady (George Cukor, 1964)

El mito: Tras constatar que las mujeres de la isla de Chipre eran unos pendones desorejados (no por nada su patrona era Afrodita), el rey Pigmalión esculpió a su chica perfecta, bautizándola como Galatea. Compadeciéndose de él, la diosa dio vida a la imagen.

La película: En el mito clásico, Pigmalión despertó a su estatua mediante un beso y un magreo pectoral (juramos que no es broma). En la obra de Bernard Shaw que adapta My Fair Lady, el profesor Higgins (Rex Harrison) precisa de unas cuantas clases de lingüística y buenos modales para conquistar el corazón de Eliza (Audrey Hepburn), florista de los barrios bajos londinenses metamorfoseada en señorita victoriana.

Orfeo negro (Marcel Camus, 1959)

El mito: Volvemos a encontrarnos con el cantor de Tracia, esta vez llevado al cine por dos ilustres colegas suyos: Vinicius de Moráes y Antonio Carlos Jobim, ambos titanes de la música brasileña. El primero pone el guión, y el segundo canciones tan tremendas como A felicidade.

La película: Mucho menos cultureta, pero igual de febril que la versión de Cocteau, Orfeo negro se lleva a sus personajes a las favelas de Rio de Janeiro. El protagonista es un conductor de tranvía, su difunta amada una bailarina de samba, y el viaje por el reino de Hades tiene lugar durante una ceremonia de candomblé. La película, con una banda sonora de las que hacen época, es una de las favoritas de Barack Obama: qué cosas.

The Spirit (Frank Miller, 2008)

El mito: Pues sí, lector: aunque no te lo creas, el despropósito de Frank Miller tiene mucho que ver con la mitología griega. En él aparece el vellocino de oro, pelaje del carnero volador que salvó a los hermanos Frixo y Hele, robado después con malas artes por Jasón y sus argonautas.

La película: Puede que Miller, gran aficionado a las cosas de la Grecia clásica (véase 300), quisiera darle un aire de respetabilidad a su filme tirando de mitología. Pero entre la interpretación desnortada de Gabriel Macht, la dirección indescifrable y el acento de Paz Vega, aquello no había por dónde cogerlo. Bueno, sí: los disfraces de Scarlett Johansson tenían su punto.

La Medusa (Terence Fisher, 1964)

El mito: Según nos cuenta Ovidio, Medusa y sus dos hermanas fueron transformadas en criaturas horribles (las górgonas) por la iracunda Atenea, tras ser violadas en un templo consagrado a esta diosa. Eh, nadie dijo que las deidades griegas fuesen buena gente...

La película: Lejos del soleado Mediterráneo, la productora Hammer Film situó a su górgona particular (la cual, por cierto, se llama Megara) en un pueblo de la Alemania decimonónica. Mientras la chica deja hecho un peñasco a los vecinos del lugar, nosotros opinamos que aquí los seres míticos, en el mejor sentido, son Peter Cushing y Christopher Lee.

Poderosa Afrodita (Woody Allen, 1995)

El mito: Aquí sería mejor decir "los mitos", puesto que el genio de Manhattan volcó en su filme un revoltijo tal de referencias clásicas que más vale alquilar un manual de mitología a la vez que el dvd. Y para colmo, Zeus tiene puesto el buzón de voz...

La película: Mientras Yocasta, madre incestuosa de Edipo, clama aquello de "mejor no os digo cómo llaman a mi hijo en Harlem" y el vidente ciego Tiresias se da un garbeo por la Acrópolis (un restaurante griego de Brooklyn), Woody se enreda con la prosti Mira Sorvino en un sindiós del Olimpo sobre adopciones y tentaciones carnales. ¿Acabará todo en una tragedia griega, o el deus ex machina llegará a tiempo?

Percy Jackson y el ladrón del rayo (Chris Columbus, 2010)

El mito: Al igual que Woody Allen, las novelas de Rick Riordan tiran al por mayor del caudal de los mitos griegos. Cameos y referencias aparte, su mejor valor es recordarnos una constante de aquellos: que los dioses nunca paran de hacerles hijos a las mortales incautas.

La película: Producto de una canita al aire entre Poseidón (Kevin McKidd) y su novieta de turno, el joven Logan Lerman acaba codeándose con deidades tales que Zeus (Sean Bean, aprovechando su inmortalidad para no morir por una vez), Hades (Steve Coogan) y el centauro Quirón, mentor de héroes con el torso de Pierce Brosnan. ¿Salvará El mar de los monstruos la continuidad de la franquicia, o acabará esta precipitándose al caos primordial?

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