Andreu Buenafuente: “30 años de profesión tienen la épica de lo cotidiano”

El cómico catalán dirige su primera película, 'El culo del mundo', un documental en el que repasa su carrera y reflexiona sobre el oficio de humorista. Por EDUARDO GALÁN.
Andreu Buenafuente: “30 años de profesión tienen la épica de lo cotidiano”
Andreu Buenafuente: “30 años de profesión tienen la épica de lo cotidiano”
Andreu Buenafuente: “30 años de profesión tienen la épica de lo cotidiano”

Qué suerte la de hablar un lunes. Cuando Andreu Buenafuente (1965) descuelga el teléfono, es lo primero que le suelto. Está de acuerdo. Esa noche, y la del martes, y la del miércoles, y la del jueves, BFN conduce el late night En el aire (La Sexta) y, como os podéis imaginar, sería un poco tocapelotas llamarle a la mañana siguiente. Entrevistar, sí, vamos a entrevistar... pero con un mínimo decoro. Le pregunto sobre El culo del mundo, su nuevo documental en el que, entre muchos temas, habla en primera persona de sus treinta años de carrera, de la vida en la crisis durante una pausa entre proyectos o del oficio del cómico con Santiago Segura, Berto Romero, El Gran Wyoming, Javier Coronas...

¿Por qué te decides a rodar El culo del mundo?

Uno nunca acaba de saber exactamente las razones que le empujan a hacer algo. Seguramente es una suma de cosas pero, por encima de todo, estaba la oportunidad del tiempo. No tener programa para mi es algo muy atípico, que te abre un montón de posibilidades y una de ellas era reparar en los treinta años de profesión. Apareció un email de un seguidor de Argentina que te da un ángulo diferente sobre cómo reciben tu trabajo y la idea fue decir “vámonos pa’ lla” y “no lo pienses demasiado, ya se irá construyendo sobre la marcha”. El culo del mundo fue, como suele ocurrir en estos casos, un poquito de locura e inconsciencia y a verlas venir.

¿Qué significa para ti haber aguantado treinta puñeteros años en el oficio?

La verdad es que no tiene nada de épica. Tiene la épica de lo cotidiano, más bien. Este siempre ha sido mi trabajo, siempre he tenido un medio en el que hacerlo y es en momentos como estos que echas la vista atrás y piensas “joder, qué raro”. Pero, en realidad, es el día a día de una persona enamorada de esto, que más o menos le va bien y que le van dando medios para desarrollar su trabajo. Las carreras largas son eso, no aguantan otro análisis.

El culo del mundo se centra en ese momento presente (y raro para ti) de tránsito, ¿cómo lo recuerdas vitalmente? Porque en la película se mueve entre la inseguridad, la ansiedad y, a veces, lo cómico.

La película tiene una historia interior muy interesante. Nace, en primer lugar, como un viaje a Argentina para recoger el testimonio de un seguidor pero cuando estábamos en pleno proceso nos damos cuenta de que teníamos también otro documental vivencial, por así decirlo, delante nuestro: la búsqueda de un nuevo programa como metáfora de ese tipo que no puede estar sin comunicar. Mi equipo, debo decir que en este caso es muy importante porque yo estaba para mil cosas más como ocurre en estos tiempos, me hace reparar en que quizá el documental debía tirar por ese camino también. Al final, mezclamos los dos: la búsqueda y, mientras tanto, el intentar entender por qué hacemos esto y cómo llega la gente a nuestro trabajo.

Casi me pisas la siguiente pregunta. Atención: peligro. ¿Qué es el humor para ti?

Ufffff… El humor cuesta mucho definirlo porque es algo mágico, en realidad. El hecho de que tú salgas y hagas el tonto más el hecho de que una gente te diga “queremos que salgas siempre”. Esto no tiene mucha explicación lógica, si tratamos de hablar desde una lógica. Así que, para mí, he llegado a la conclusión de que el humor es una manera de entender la vida. A veces pienso que se parece un poco al Rock & Roll, de hecho, alguna vez he dicho que el humor es el Rock & Roll de la comunicación por lo que tiene de locura, de vocacional, de mágico, por lo que te da cuando estás haciéndolo. Un rockero tiene que estar haciendo rock todo el rato y cuando ya no quiere hacerlo, ha dejado de ser rockero. Un cómico también porque va muy conectado a su carácter, a su manera de entender la vida y se acaba convirtiendo en una profesión. El humor sería como un carácter que se acaba convirtiendo en una profesión.

Pero tú, aparte de la profesión de cómico, tienes otro reto: te tienes que sacar de ti mismo porque tienes que evaluar si algo hace gracia o no. Esto es la hostia: ¿cómo sabes si algo va a funcionar?

Mira, esto también es el oficio. El propio oficio te lo va dando: son las horas de vuelo. Es como un piloto de avión cuando le preguntan: “¿cómo levanta usted esto? ¿cómo va a saber si hay que esquivar esa tormenta?”. Yo creo que las horas de vuelo son básicas. Como ves, es muy empírico esto por mucho que haya puerta para la sorpresa, pero tú sabes cuando estás delante de un texto, por haberlo vivido antes, cómo va a reaccionar el público. Lo sabes en un ochenta por ciento.

EXCLUSIVA: Buenafuente y Santiago Segura hablan de comedia en El culo del mundo.

Hay momentos de tránsito de El culo del mundo, muy especiales, en los que se te ve grabándote a ti mismo como si fuese un diario, a medio afeitar: ¿de qué tenías más miedo: de no volver a ser gracioso o de que no te diesen trabajo?

No, mira, te voy a decir la verdad. A esa época la definí como la peor mejor época de mi vida. Así de bipolar soy yo. Por una parte podía reflexionar, nació mi hija… pasaron cosas muy bonitas, muy serenas… y, por otra, noté el peso terrible de la incertidumbre, que creo que tiene toda persona que viva en este país actualmente. La incertidumbre es peor que la certidumbre negativa, la incertidumbre no te aclara nada, te dice “puede ser que no trabajes” pero no tanto por tus habilidades. Como decía a mis compañeros, tengo una reserva de autoestima bastante buena aunque limitada, porque no sé qué hubiera pasado si el programa no se hubiera podido hacer. Yo creía que volvería a trabajar pero hay un momento de la película en el que empiezo a dudar y le pregunto a un colaborador: “¿Tú crees que nos lo van a dar? ¿Crees que vamos a hacer algo más?”. Esta es la gran tragedia de este país: estar preparado y tener experiencia no es una garantía. Transité por ahí y es un momento duro, muy contradictorio, tú crees que no has terminado de trabajar y que tienes cosas que contar pero el mercado, la realidad, no está dando señales de que pueda absorber eso. Eso es la crisis en toda su máxima potencia.

Pero, contra esos momentos de dificultad, en el filme también se te ve hacer terapia (o un tipo de terapia) en el dibujo, en el columnismo… Otras patas importantes de tu vida.

Tengo la suerte de poder exorcizar un montón de cosas a través del dibujo o, como mínimo, llenar esos tramos de ansiedad e incertidumbre con otro tipo de cosas. Los que nos dedicamos a esto de comunicar utilizamos todos los medios a nuestro alcance. Yo nunca he tenido demasiado pudor o vergüenza para dedicarme a otras cosas. Otros dicen “uy, es que no sé dibujar”, bueno, yo tampoco sé, dibujo a mi manera, pero me sirve para expresarme. Ahí hay un lado terapéutico que, ahora visto a posteriori, es muy interesante y muy necesario.

Berto Romero lleva ya unos cuantos años contigo y me parece que él es quien mejor explica al personaje Andreu que sale en la película. Con una inteligencia de la hostia…

Ahora que dices esto, una de las cosas que me ha sorprendido muy positivamente es la franqueza, el tono directo y muy verdadero que han tomado todos los participantes, sobre todo, los más cercanos a mí. En esas grabaciones yo no estaba, el equipo creía interesante que yo no estuviera, yo lo acepté, y consigueron sacar mucha verdad, un análisis muy certero, totalmente psicológico. Me ha emocionado un poco y me ha sorprendido: “Joder, qué listos son, cómo me tienen calao”. Por ejemplo, en diez minutos, en un camerino, Albert Om clava cómo soy. Es bonito eso. Yo quería también que hubiese bastante verdad, bastante desinhibición. Que se saliera de los márgenes habituales de reportajes y documentales en los que la gente dice lo que quieres que diga. Berto me confirma lo que yo ya sabía: es uno de los tipos más listos y más humanos que he conocido en esta profesión. Casi coge un rol de actor secundario.

Ellos te calan pero tú les calaste antes porque realmente, durante tu carrera y con tu equipo, has descubierto a un reparto. Podrías haber hecho dos equipos de fútbol. Pienso en Berto, Edu Soto, Ana Morgade, Silvia Abril o David Fernández, entre muchos.

Esto es una de las cosas más importantes que me va a quedar cuando deje esto. Lo primero será la conexión con el público, que es la razón primera de cualquier artista y, cuanto mayor te haces, más lo valoras. Lo segundo será el viaje colectivo. Más que descubrimiento, aunque no quiero ir de modesto, yo les di la oportunidad de dar un salto profesional y creo que ha sido recíproco. La gente que realmente ha prosperado a mi lado es porque es muy buena. También te diré que hay una nómina de algunos que no fueron más allá. Para encontrar personas así, solo tienes que tener un impulso colectivo: prefiero vivir esto acompañado que solo porque es un poco aburrido. Luego, todo de una manera natural, si tú das aire y eres generoso, va ocurriendo.

Hay otro momento muy loco en El culo del mundo cuando Carlos Areces y tú vais a rodar una escena de un drama de Isabel Coixet, dirigidos por ella misma. Te juro que yo me río por Coixet, que vosotros me aguantais la escena trágica como campeones.

Isabel dijo cuando acabamos “esta es la típica escena que no pondréis”. Esto es otro drama de rodar un documental: como en la televisión en directo se aprovecha todo, la sala de montaje es el infierno, pero este sketch ha sobrevivido y a mi me hace mucha ilusión. Me apetecía mucho hablar de comedia con Carlos Areces, que es uno de los tipos más divertidos que conozco, y, además, la escena es un ejercicio arriesgado que parte de la tesis de que el humor es algo casi tóxico, que impide hacer algo serio. Nos preguntamos: “¿Qué pasaría si Carlos y yo hiciésemos una escena de una de las películas de Coixet?”. Y lo que se ve en el documental es lo que pasó. Entre los dos, era imposible hacer una escena en la que un médico comunica a un paciente que tiene cáncer sin echar mano de la comedia. La comedia se filtraba. Fue un poco arriesgado, pero creo que ha quedado muy bien.

Tu programa actual, En el aire (La Sexta), ¿qué está significando para ti en este momento de tu carrera?

Ha sido la constatación de que este trabajo nunca acaba. Cuando crees que estás en un territorio seguro, hay que empezar otro. Siempre lo dices pero hasta que lo vives no te das cuenta. Para mí, ha sido un reto con todas las de la ley: un cambio de registro, de formato... Ha sido muy duro, porque los partos de programas siempre son durísimos, pero los programas te hablan, te dan información y, desde hace unas pocas semanas, nos está diciendo que ya empezamos a tenerlo y ahora hay que disfrutarlo y hacerlo crecer. Estoy contento por el esfuerzo personal y colectivo, toneladas y toneladas… Pero no hay otra solución, no veo otra manera de encarar un producto de comunicación hoy en día. Nadie te regala nada.

Por casualidad me encontré un clip de Johnny Carson que, en su retirada en el 92, decía que “30 años son suficientes”...

Pero se refería a su carrera en antena, ¿no? Porque Carson antes había hecho muchas cosas…

Sí, se refería a en antena, pero como me venía bien para la entrevista, pues… Bueno, a lo que voy: a pesar de llevar 30 años en esto, ¿tú no tienes suficiente, no? ¿No tienes ni puñetera gana de parar, supongo?

No, no, no… [repite “no” muchas veces]. El otro día Millás en una charla muy loca también me decía delante del público: “Tu problema es que lo has hecho todo antes de los cincuenta ¿Por qué sigues? ¿Ahora qué vas a hacer?”. Y le contesté: “Yo discrepo. Todo no está hecho hasta que mueres, hasta que desapareces. Hasta el el último minuto de partido, hay partido”. Sí que vas teniendo la sensación de haber hecho muchas cosas, pero cada día te planteas qué vas a hacer. Y bendita inquietud porque, si no, creo que empiezas a morir en vida. No tengo la más mínima idea de qué va a pasar aunque también es cierto que cada día voy viendo más transformaciones y más cosas, pero son más bien lecturas técnicas en las que te preguntas: “¿Podré encajar yo por aquí?”. Al final te tienes que relajar y, como te decía, confiar en el Rock & Roll. Quiero hacer Rock & Roll, quiero salir a actuar, asi que vamos pa’ llá.

Y, sobre todo, que en estos treinta años te lo has pasado de puta madre, ¿no?

Sí, claro. Es que me lo paso muy bien. Al final, soy muy egoísta. El artista, por definición, es muy egoísta, pero es bueno que así sea. Se busca las excusas, los caminos, se inventa trabajos… En realidad, este nuevo programa a mí nadie me lo ha pedido, ¿sabes? Me lo he tenido que inventar yo. Pero como ya forma parte de mi vida… siempre tuve que inventarme y seguir esta especie de “egotrip” destinado a comunicar. Yo lo tomo como parte de mi día a día.

El culo del mundo se estrena el viernes 11 de abril

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