Batman vs. Superman: una guerra con bajas

El proyecto estrella de Warner Bros. y DC para 2015, la unión de sus dos superhéroes más icónicos, ya fue un gran quebradero de cabeza para el estudio en el pasado. Por DANIEL DE PARTEARROYO
Batman vs. Superman: una guerra con bajas
Batman vs. Superman: una guerra con bajas
Batman vs. Superman: una guerra con bajas

Fue la gran noticia de la Comic-Con. Cuando Zack Snyder anunció en el panel de Warner Bros. y DC Comics que la secuela de El hombre de acero está prevista para estrenarse en 2015 y que supondrá el encuentro entre Superman y Batman (con toda la fanfarria de citar El regreso del caballero oscuro, de Frank Miller, para ambientar el tema), todos los fans que abarrotaban el Hall H de la convención de San Diego enloquecieron y la noticia corrió como la pólvora por internet. Incluso se señalaron indicios presentes en El hombre de acero que ya anticipaban la unión de los dos superhéroes. El entusiasmo es comprensible, porque, aunque haya que tener en cuenta que el dúo Superman/Batman no es ninguna novedad en la mitología de DC, sería la primera vez que ambos héroes coincidirán en el mismo filme (o segunda, si tenemos en cuenta que la película de LEGO se estrenará el año que viene), un proyecto que Warner ya manejó en el pasado con no muy buena pata.

Batman vs. Superman: un proyecto con futuro

Batman vs. Superman: una guerra con bajas

Debemos remontarnos doce años hasta agosto de 2001, cuando el guionista Andrew Kevin Walker (Seven, Sleepy Hollow) fue a Warner Bros. con la idea de una película de Batman vs. Superman justo cuando el estudio barajaba varias posibilidades de revitalizar al caballero oscuro después de la catástrofe fosforescente de Batman & Robin (Joel Schumacher, 1997): Batman Beyond, Batman: Year One (con Darren Aronofsky, Frank Miller y Christian Bale), un spin-off de Catwoman... Dado que Superman se encontraba en su propio callejón sin salida después de tanto dinero sepultado durante los últimos años intentando sacar adelante los proyectos de Kevin Smith, Tim Burton y un par más sin obtener ningún resultado, matar dos pájaros de un tiro con una aventura conjunta no le sonaba nada mal al productor Jon Peters. El primer paso fue llamar a Akiva Goldsman (guionista de Batman Forever y Batman & Robin, a punto de ser oscarizado por Una mente maravillosa) para que diera un poco de ligereza al guión de Walker, demasiado oscuro para el mercado mainstream.

Según cuenta David Hughes en su libro Tales from Development Hell, la historia comenzaba cinco años después de que Bruce Wayne hubiera decidido dejar de ser Batman tras la muerte de Robin y viviera más feliz que nunca casado con una mujer llamada Elizabeth. Mientras, a Superman no le va tan bien porque tiene que lidiar con su ruptura con Lois Lane, harta de sobrellevar la doble vida de Clark Kent, y busca refugio en Smallville, donde retoma el contacto con su primer amor, Lana Lang. Entonces aparece el Joker, a quien se creía muerto, y asesina a Elizabeth con un dardo venenoso. Inmediatamente, presa del odio y la rabia, Bruce recupera el traje de Batman y se dedica a apalizar maleantes de forma brutal para paliar su dolor; en el fondo, culpa a Superman de la muerte de Elizabeth porque el muy boy-scout salvó la vida del Joker en el pasado cuando el murciélago estaba dándole una paliza mortal. Así estalla el enfrentamiento entre los dos superhéroes, hasta que, para remate, se descubre que Lex Luthor había estado detrás de toda la cadena de acontecimientos como un malévolo plan para que Batman acabe con su némesis por él. Obviamente, al final los héroes unen fuerzas para derrotar a sus enemigos.

En Warner Bros. estaban tan entusiasmados con el asunto que dieron luz verde al proyecto con vistas a un estreno por todo lo alto en 2004. Se eligió como director al alemán Wolfgang Petersen, quien en julio de 2002 ya declaraba en Variety: "Es una lucha de titanes. Superman es luminoso, noble y bueno; Batman representa lo oscuro, la obsesión y la venganza. Son dos caras de la misma moneda y eso es material para un drama fantástico", afirmó. "La dinámica es muy distinta al estar juntos; cambian muchas cosas y te dan una nueva perspectiva de los superhéroes... También tienes Metrópolis, la brillante ciudad de oro, y Gotham, oscura y siniestra, las dos en la misma película. Serán los Superman y Batman de después del 11-S, su historia tendrá lugar en el mundo de hoy o mañana". El carrusel de nombres para interpretar al hombre de acero (Jude Law, Josh Hartnett) y al caballero oscuro (Colin Farrell, Christian Bale) empezó a girar y todo estaba en marcha.

Crisis infinitas

Batman vs. Superman: una guerra con bajas

Sin embargo, apenas un mes después, el futuro de Batman vs. Superman pintaba mucho más negro. También en julio, J.J. Abrams había entregado su guión para Superman: Flyby, un reboot del superhéroe que debía iniciar una nueva trilogía. De nuevo siguiendo el relato de Hughes en su libro, el vicepresidente Bob Brassel llamó a Jon Peters para que le echara un vistazo al guión: era luminoso y lleno de esperanza. Al mismo tiempo, Spider-Man (Sam Raimi, 2002) triunfaba en la taquilla con sus superheroismos pop y desenfadados. En una reunión seguramente mítica, el vicepresidente de estrenos internacionales, Lorenzo di Bonaventura, dijo que el guión le gustaba, pero prefería ir con Batman vs. Superman primero, a lo que Abrams contestó que eso sería como hacer Cuando Harry se divorció de Sally antes de Cuando Harry encontró a Sally.

La decisión final pertenecía a Alan Horn, el presidente ejecutivo de Warner Bros. Después de consultar con varios ejecutivos, intentando conseguir tantas opiniones como pudo (funcionamiento en el mercado doméstico e internacional, ventas en dvd, posibilidades de merchandising y venta de licencias...), Horn se decantó por la nueva película de Superman. El plan era que el filme del hombre de acero y un reboot de Batman por su cuenta terminaran confluyendo en la película conjunta años después. En agosto, el proyecto de Batman vs. Superman se canceló y Wolfgang Petersen se marchó a filmar Troya, con Brad Pitt. Unas semanas después, el 12 de septiembre, Lorenzo di Bonaventura, el gran defensor de Batman vs. Superman junto a Peters, abandonó el estudio tras 12 años de relación laboral. Quizás la baja del hombre detrás de franquicias como The Matrix o Harry Potter fue la menos sonada del enfrentamiento entre los dos mayores iconos de la compañía, pero también la más decisiva.

Sin el apoyo de Bonaventura y con Peters enfurruñado, la preproducción de la película de Superman fue un caos sólo comparable a los tiempos de Kevin Smith y Tim Burton con Batman. Bret Rattner fue contratado como director, pero, tras meses de buscar el cásting sin éxito y tener varias desavenencias con Peters, abandonó el proyecto en marzo de 2003. Mientras Christopher Nolan y David S. Goyer empezaron a trabajar por su cuenta en Batman Begins (2005), la patata caliente volvió a McG, que había hecho Los ángeles de Charlie: Al límite (2003) desde la vez anterior que había tenido esta misma peli entre manos y ahora traía ideas como Scarlett Johansson haciendo de Lois Lane y Johnny Depp de Lex Luthor. Tras más tiranteces presupuestarias y la negativa del director a rodar en Australia por su miedo a volar, el proyecto volvió a irse a pique. Ni siquiera Abrams consiguió que le dejaran dirigir su guión, pues en julio de 2004 llegó Bryan Singer para hacer lo que finalmente se convirtió en Superman Returns (2006).

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