David Lynch: "La situación del cine es deprimente"

A sus venerables 67 años, una edad a la cual la mayoría de los mortales van ya camino de la mesa camilla o de la mecedora del porche, David Lynch se obstina en seguir siendo un culo de mal asiento. Amén de mantener su pelazo monumental como si no pasaran los años, el genio de Montana ha lanzado este año un documental en YouTube, sigue paseándose por festivales internacionales y, para colmo, parece centradísimo en su carrera musical. Vamos, que le siguen sobrando las ideas y los proyectos... Pero entre esos proyectos no parece haber hueco para el cine. Nos guste o no, el director de Terciopelo azul, Carretera perdida y Twin Peaks podría estar dando los primeros pasos hacia la jubilación. Algo que ya se rumoreaba, pero que parece cada vez más plausible.

"No sé cuál es mi futuro. No sé qué cosas podría hacer ahora en el mundo del cine", manifestó un Lynch aparentemente decaído al diario británico The Independent. Durante la entrevista, que se celebró en su amada-odiada Los Ángeles y en la que el director no paró de fumar y de beber café (de su propia marca, claro), Lynch manifestó su desagrado ante el auge de las descargas y el vídeo bajo demanda: "Si tienes una oportunidad para entrar en otro mundo, debes hacerlo en una sala oscura, en pantalla grande y con buen sonido". La costumbre, cada vez más generalizada, de ver filmes "en la pantalla de un ordenador y con mal sonido" es definida por Lynch como "vergonzosa y patética". Y esa opinión se extiende al conjunto de la industria, como leeremos a continuación.

"No sé qué está pasando ahora con el cine", explica Lynch. "Aún no ha dado el paso hacia su siguiente etapa". Algo que, prosigue, se traduce en que la situación del cine independiente ("y de cualquier película que no sea mainstream", detalla) le resulta "deprimente". "Una película alternativa lo tiene crudo para encontrar lugares en los que proyectarse, y gente que quiera verla", indica el cineasta antes de concretar lo que significa eso para su propia carrera: "Mis ideas no son comerciales, precisamente, y en el día de hoy lo que manda es el dinero". Ante dicho panorama, Lynch parece mucho más contento preparando su segundo LP de música electrónica The Big Dream, que se publicará en Europa el 15 de julio, colaborando con músicos de rock como Trent Reznor (el ex líder de Nine Inch Nails y amigo de David Fincher), y rescatando sus facetas como pintor y artista gráfico.

¿Hemos perdido los cinéfilos a David Lynch? Si es así, sería una lástima: aunque Inland Empire (2006) fuera uno de sus trabajos más difíciles, que ya es decir, y tuviese una mala trayectoria comercial, es preciso recordar que hace tres o cuatro décadas, cuando la carrera del director despegaba, nombres asociados al cine de palomitas como Dino DeLaurentiis y Mel Brooks no se cortaban en financiarle sus trabajos. Pero, por lo visto, el Hollywood actual está huérfano de esa clase de iniciativas, incluso cuando se trata de uno de los más grandes directores vivos.

Por otra parte, el propio Lynch abre una ventana a la esperanza cuando confiesa seguir muy de cerca series como Mad Men o Breaking Bad, herederas (en cierto modo) de su serial sobre el asesinato de Laura Palmer. "Sigo interesado en la idea de contar una historia en forma de serial y la TV está convirtiéndose en el equivalente actual de un cine de arte y ensayo", explica el director, quien aparece regularmente en la sitcom del canal FX Louie. Crucemos los dedos, pues, para que se lo piense y vuelva a uno de los formatos que mejor se le dan: ¿alguien se lo imagina dirigiendo un final de temporada de Juego de tronos, por ejemplo?

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