El Capitán América quiere un Oscar

Y no uno técnico, ojo: los hermanos Russo afirman que 'Capitán América: El soldado de invierno' tiene lo que hay que tener para aspirar a los premios gordos de la Academia.
El Capitán América quiere un Oscar
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El Capitán América quiere un Oscar

Récords históricos de taquilla, éxitos tan sorprendentes como multitudinarios, movimientos tectónicos en el concepto de blockbuster, actores propulsados desde el olvido hacia la cumbre de sus carreras... Y todo ello gracias a un subgénero tradicionalmente tan menospreciado como el cine de superhéroes. Decir que, a pesar de los (posibles) pesaresMarvel reina sin discusión sobre el Hollywood de 2014 parece una perogrullada. Pero, aún así, hay una gloria a la cual la Casa de las Ideas ni siquiera se plantea aspirar, y esa es la de los Oscar. Fuera de las categorías técnicas, el emporio regido por Kevin Feige es consciente de que sus filmes lo tienen muy, muy crudo de cara a los Premios de la Academia: hasta tal punto es así que, en 2012, la productora renunció a respaldar a Los Vengadores con una de esas campañas promocionales que importan tantísimo cuando de repartir estatuillas se trata. ¿Están contentos sus directores con este estado de cosas? Pues, al menos en un caso (que vale por dos) sabemos que no es así. Porque a los hermanos Joe y Anthony Russo, responsables de Capitán América: El Soldado de Invierno, les gustaría que los votantes de los Oscar 2015 recibieran copias de su filme con el cartelito de "For Your Consideration".

"Es extraño que las películas basadas en cómics sean evaluadas sólo desde el punto de vista económico", comentó Joe Russo en una entrevista para Deadline (vía Comic Book Movie) el domingo. Según prosigue el cineasta, ignorar los méritos de una cinta como la suya dice muy poco en favor de la Academia, máxime contando con precedentes muy ilustres: "Christopher Nolan ya demostró, quizás por primera vez, que el género puede dar pie a cine de verdad, y del bueno". Para colmo, Joe asegura que El Soldado de Invierno "no es una película de superhéroes: es un thriller de espías con superhéroes". Algo que queda revalidado, según su hermano Anthony Russo, por la presencia como secundario de Robert Redford: "Fichándole, no sólo contamos con uno de los actores más famosos de la historia, sino también con un actor que hizo algunos de los mejores thrillers de los 70". Un actor que, además, "estaba dispuesto a subvertir su imagen pública" participando en la película. En opinión de los Russo, el hecho de que un histórico heraldo del Hollywood rojeras como Redford [SPOILERS] "no sólo interpretara a un villano, algo que nunca había hecho antes, sino que además interpretara a un nazi" [/SPOILERS] añade tanto valor al segundo filme del 'Capi' como las conexiones entre su guión y asuntos de actualidad: no por nada los críticos estadounidenses se acordaron mucho del 'caso Snowden' cuando tocó reseñar el filme. "Al escribir la película, nos fijamos en temas que conectaban con el espíritu de esta época", subraya Joe Russo.

Retóricas aparte, el mensaje de los hermanos Russo está claro: que los Oscar rechacen en bloque las películas superheróicas "es triste, porque supone un castigo al género basándose sólo en sus peores exponentes". Y, por ello, deja a los académicos de hoy a la misma altura de aquellos que, hace cinco, ni se planteaban nominar filmes como Río Bravo Centauros del desierto "porque eran westerns, y los westerns eran morralla para los cines de programa doble". ¿Una hipérbole? Pues, dados los ejemplos, la verdad es que sí, y bien gorda. Máxime cuando se recuerda la reacción de la crítica ante el filme: aunque El soldado de invierno haya sido una de las 'películas Marvel' mejor valoradas hasta la fecha (su nota en el agregador Rotten Tomatoes alcanza el 89 sobre cien, incluyendo elogios procedentes de la New York Magazine, y las webs AV Club y The Wrap), otros medios más duros de roer le propinaron invectivas de todo tipo: "Sólo gustará a los que ya conozcan el llamado 'Universo Marvel' (y a los que disfruten con las explosiones)", señaló el Chicago Reader, mientras que Manhola Dargis (New York Times) alternaba discretos elogios al trabajo de los Russo con pullazos tales que "sufre de todos los pecados de los blockbusters". Por su parte, el notoriamente rocoso Andrew O'Hehir (Salon) entregó la condena más intrigante: "Disfruté de la película, o creí hacerlo, pero sólo me dejó con un irritante zumbido de oídos", sentenciaba este experto tras calificar a El Soldado de Invierno de "un presunto cuento antifascista realizado en el estilo, por naturaleza altamente fascista, del cine de acción". 

Si nos atenemos a este último ejemplo, va a ser que El Soldado de Invierno y John Ford sí tienen algo en común: durante su carrera, el amigo inseparable de John Wayne también fue acusado de vender fascismo con sombreros de cowboy por muchos críticos. Y, puestos a buscar correlatos entre las ganadoras de los Oscar y las opiniones de la prensa (¿alguien recuerda Shakespeare in Love? ¿o Crash?) esto sería el cuento de nunca acabar. Así que prosigamos señalando que, tal vez, las aspiraciones oscarizables de Anthony y Joe Russo podrían ser menos descabelladas de lo que parecen. Pete Hammond, el periodista de Deadline con quien han charlado, señala que "una importante empresa de relaciones públicas" le planteó esa posibilidad poco después del estreno del filme. Y también reconoce que, al recibir el mensaje, pensó que los responsables de dicha firma "estaban puestos de crack". Como recuerda el crítico, una de las cintas más presentes en las quinielas es Birdman, la película de Alejandro González-Iñárritu que sí tiene una conexión con el mundo de los superhéroes... porque su protagonista (Michael Keaton) es un actor condenado al encasillamiento tras dar vida a un aventurero con disfraz. Así las cosas, ya podemos olvidarnos de que El Soldado de Invierno le granjée candidaturas como intérpretes de reparto a Redford, Samuel L. Jackson o Scarlett Johansson. O de que James Gunn (Guardianes de la galaxia) vea su nombre entre los aspirantes a Mejor Guión Adaptado. Algo que le recompensaría, no por haber facturado miles de millones en taquilla, sino por pergeñar una de las mejores comedias de 2014.

En todo caso, los Oscar son como son: en ellos, una película de fantasía o ciencia-ficción (salvo que se titule El Señor de los anillos: El retorno del rey y haya puesto Hollywood patas arriba) tiene por delante un futuro tan poco halagüeño como, pongamos, un drama experimental rodado con actores no profesionales y ganador de premios gordos en Cannes o Locarno. Casos como el de Peter Jackson en 2004, la victoria póstuma de Heath Ledger por El caballero oscuro (recordemos que, en aquella ocasión, ni Christopher Nolan ni la propia película figuraron en candidaturas mayores) y las nominaciones a Stanley Kubrick (por 2001 La naranja mecánica) o a Sigourney Weaver (que aspiró a Mejor Actriz Principal gracias a Aliens: El regreso) quedan como excepciones en un mundo donde una película no es sólo una película, sino también una suma de circunstancias comerciales y culturales, y donde a menudo los Oscar se hallan tan alejados de lo genuinamente atrevido como de lo genuinamente popular: por algo Joe Russo deja caer una pulla sobre la lógica interna de los 'hombrecitos'. "¿De qué le valdría un premio a Marvel? Y, ¿para qué van a movilizar todo el dinero necesario para una campaña así?", se pregunta el codirector. "¿Para hacer más dinero en taquilla? ¡Ellos ya son los amos de la taquilla!".

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