'El crack', 'Los santos inocentes'… 10 películas imprescindibles de Alfredo Landa

En memoria del actor de Pamplona, recogemos estos tesoros de su filmografía en el décimo aniversario de su muerte.
Nuestras 10 películas favoritas de Alfredo Landa
Nuestras 10 películas favoritas de Alfredo Landa
Nuestras 10 películas favoritas de Alfredo Landa

Ya van quedando menos: recordémoslo antes de que sea tarde. Cuando Alfredo Landa nos dejó en 2013, hace ya diez años, la generación de actores más currante (y más infravalorada) del cine español perdió a uno de sus miembros más emblemáticos, más valiosos... Y también más despreciados en su momento por la crítica y parte del público, hasta que sus victorias en festivales extranjeros hicieron que muchos lo reconsideraran.

Desde que debutó como extra en La vuelta al mundo en 80 días, y a lo largo de una carrera larguísima (141 películas), el actor de Pamplona tuvo tiempo para acumular las experiencias que recogió en su libro de memorias (Alfredo el grande, redactado por Marcos Ordóñez) y para preparar unos martinis de infarto, y además para rodar multitud de filmes que merecen una revisión inmediata. Usa esta lista como introducción a una filmografía que te dejará perfao.

'Atraco a las tres' (Jose María Forqué, 1962)

Aún jovencito (fue su cuarto trabajo en una pantalla), pero ya curtido, Landa participa como secundario en este descacharrante thriller que luce, y lo decimos sin ambages, el mejor reparto coral de la historia del cine español.

Destacar al lado de titanes como Gracita Morales, Agustín González, Cassen, un José Luis López Vazquez superlativo y un Manuel Alexandre a la caza de "un cortijo, ¡con toros!" era difícil, pero nuestro héroe lo consiguió encarnando al entrañable Castrillo, un conductor de fugas que no distingue el freno del embrague. Ahí la llevas, Ryan Gosling…

'Los subdesarrollados' (Fernando Merino, 1968)

La carrera primigenia de Alfredo Landa rebosa con títulos de interés singular, desde lo más arty (De cuerpo presente) hasta la comedia racial, como Las que tienen que servir. Y, de dicho magma de talento, nos quedamos por este filme por dos razones: la primera, en él Landa hace tándem con Tony Leblanc.

La segunda: la fuente de inspiración no declarada, pero evidente, de Los subdesarrollados son los tebeos de Mortadelo y Filemón, con disfraces y todo. Tras contemplar a nuestro héroe y a Leblanc ejerciendo de cantaor y bailaora flamenca, respectivamente, tu vida no volverá a ser la misma.

'Vente a ligar al Oeste' (Pedro Lazaga, 1972)

Sí, es cutre. Extremadamente cutre, como corresponde a un filme realizado en el apogeo del 'landismo', esa marea que sacudió al cine español tras el estreno de No desearás al vecino del quinto en 1970. Entonces, ¿por qué incluimos en nuestra lista a Vente a ligar al Oeste?

Porque, mientras otros filmes tan populares o más que ella (Vente a Alemania, Pepe, también de Lazaga, o Cateto a babor) aguantan a duras penas como documento histórico, este filme es un caramelo para los amantes del spaghetti western, describiendo la maquinaria fílmica del desierto de Almería. Si hubiese conocido a Alfredo, Sergio Leone también hubiese exclamado aquello de "¡Traigan más hombres españoles!".

'El puente' (Juan Antonio Bardem, 1976)

El director de Muerte de un ciclista supo subvertir el arquetipo del Landa devorador de suecas en Torremolinos merced a esta adaptación  de la novela Solo de moto, de Daniel Sueiro. 

La temática adolescente del original brilla por su ausencia en la película, pero aun así El puente aparece como una road movie la mar de digna en la que Landa, a lomos de su fiel Montesa Impala, atraviesa la España de la Transición en busca de un fantasmagórico paraíso playero.

'Las verdes praderas' (Jose Luis Garci, 1979)

Haz una prueba: ponle esta película a un amigo, omitiendo los títulos de crédito, y después cuéntale que su autor es el mismo de Holmes & Watson: Madrid Days. Seguramente no se lo crea, pero así es. Un Garci pletórico pone en solfa la mitología de la clase media-alta española, con la urbanización como Valhalla para ejecutivos estresados, mientras que Landa triunfa sacudiéndose la imagen de paleto y apareciendo como un urbanita con título de economista.

Ese mismo año, no obstante, estrenó también títulos como El rediezcubrimiento de Méjico, lo cual nos confirma que el cine de aquí no tenía enmienda. Y, posiblemente, tampoco la tenga ahora.

'El crack' (Jose Luis Garci, 1981)

Decididamente, la conjunción entre el Landa maduro y el Garci pre-Oscar era puro petróleo. Mientras otros directores desaprovechaban el potencial cómico de nuestro hombre (había que comer, entendámoslo), el madrileño-asturiano sabía sacar de él a un expolicía tan duro como Germán Areta. El cual, amén de resultar tan ibérico como un copazo de solysombra a las ocho de la mañana, sabía desplegar una mala baba y un retorcimiento que le sacarían los colores a Harry el Sucio.

La secuela, El crack II (1983) también merece mucho la pena. Y nos dolerá saber que el actor y el cineasta jamás rodarán esa tercera entrega que prometieron durante años. Aunque siempre nos quedará la precuela El crack cero.

'Los santos inocentes' (Mario Camus, 1984)

Sí, es ella: la película que dejó con el punto en la boca a media crítica nacional, la cual se quedó de piedra contemplando al actor de Jenaro el de los 14 o Profesor Eróticus subiendo al estrado de Cannes para recoger (ex aequo con Paco Rabal) su trofeo al Mejor Actor.

La adaptación de la novela de Miguel Delibes puede ser cuestionada como una colección de tópicos de la España más negra, pero no nos engañemos: muchas de sus realidades siguen estando ahí, y siguen escociendo como entonces. No hace falta el olfato de Paco 'El Bajo' para saberlo.

'La vaquilla' (Luis García Berlanga, 1985)

El rodaje fue infernal, y la relación entre Landa y el director valenciano ("Un maestro, y un cabrón con ventanas a la calle", en palabras de nuestro hombre) se amargó irremisiblemente desde entonces. Pero bendito cataclismo aquel si pudo darnos un filme como este.

La vaquilla es de las pocas películas sobre la Guerra Civil Española, si no la única, capaz de arremeter contra los dos bandos sin perder ecuanimidad y provocando, además, carcajadas a paso de marcha. Que levante la mano quien no haya querido decirle nunca a su jefe, como el Brigada Castro al teniente José Sacristán, aquello de "¡Que le den mucho por el saco a la vaca: yo me voy a comer!".

'El bosque animado' (Jose Luis Cuerda, 1987)

En una palabra: "Fendetestas". Es decir, el bandido más torpón de la fraga de Cecebre, encarnado por un Landa que se vuelve más y más entrañable a cada fotograma, sobre todo en sus conversaciones con el espectro Miguel Rellán.

Para llevar al cine la novela de Wenceslao Fernández Flórez, Jose Luis Cuerda tuvo que omitir buena parte de su componente sobrenatural (el cual fue retomado, con desigual fortuna, en la versión animada de 2001). Pero dio igual, porque aquí los que están fantásticos son los actores y actrices del reparto.

'El Quijote' (Manuel Gutiérrez Aragón, 1991)

Vale, el guion de Camilo José Cela demuestra que al fallecido premio Nobel había venido para cobrar y largarse, mientras que la dirección de Gutiérrez Aragón peca de exceso de seriedad al abordar lo que es, en términos históricos, una buddy movie con chistes de pedos.

Pero eso no es óbice para reconocer que Fernando Rey se apropió completamente del personaje principal, y sobre todo que Alfredo Landa bordó a un Sancho Panza cuyos elementos (marrullería, ternura, cobardía, vulnerabilidad) brillan en su rostro como nunca en una pantalla. Sólo por la interacción entre ambos actores, esta serie merece un recuerdo.

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