Queja del día: ¿Por qué tienen las actrices que enseñar el culo?

Ellos enseñan músculo y pistolas, y ellas, nalgas: el póster de Rebecca Ferguson en 'Misión Imposible: Nación secreta' es el último ejemplo.
Queja del día: ¿Por qué tienen las actrices que enseñar el culo?
Queja del día: ¿Por qué tienen las actrices que enseñar el culo?
Queja del día: ¿Por qué tienen las actrices que enseñar el culo?

Si alguien sigue pensando que Hollywood no es un territorio sexista, que se lo haga mirar: a las repetidas quejas de actrices por el doble rasero de la industria (bien por razones de edad, como denuncia Maggie Gyllenhaal, bien por temas salariales, bien por un poco de todo), ahora se ha alzado una nueva voz que llama la atención sobre algo que, de tan obvio, puede resultar casi invisible. Esa voz es la de Simon Pegg, quien ha aprovechado los nuevos pósters de Misión: Imposible - Nación secreta para preguntarse por qué hay tanta cartelería centrada en los traseros de las actrices. O, en términos más sencillos, por qué tantas películas se empeñan en que sus actrices posen dándonos el culo.

"En los pósters salgo yo con una chaqueta, Tom [Cruise] con una chaqueta, Jeremy [Renner] con una chaqueta, Ving [Rhames] con una chaqueta y Rebecca [Ferguson] toda de cuero y enseñando el culo", ha comentado Pegg a USA Today (vía The Mary Sue). "Daban ganas de decir: 'Así no se hace", prosigue, y remacha: "Aquí estamos haciendo algo que vale la pena, o al menos intentándolo". Para entender aquello a lo que se refiere el actor inglés, véase a continuación el contraste entre los carteles de los chicos...

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...Con el cartel protagonizado por Ferguson. Salta a la vista, ¿verdad?

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Tras sus quejas sobre la banalización del cine de género, Pegg vuelve a convertirse con estas declaraciones en una voz discordante dentro del mundo del blockbuster. Y, le pese a quien le pese, sus nuevos denuestos tienen sentido: según Brad Bird, que dirigió Misión: Imposible - Protocolo fantasma en 2011, el personaje de Rebecca Ferguson es una de las incorporaciones más valiosas a nueva entrega de la franquicia, mientras que críticas como la del Washington Post y la de Vulture la han aclamado como "la mejor razón para ver la película" por su manera de combinar el glamour de una 'chica Bond' con el empaque de una heroína cañera. Pero la mejor razón del póster para vendernos su presencia en el filme es la redondez de sus glúteos mayores. Algo que, por desgracia se extiende a buena parte de la cartelería en el cine de acción.

En realidad, podríamos argumentar, este fenómeno es sólo una variante de otro muy corriente... y extremadamente aburrido: entre esas fórmulas a los que recurren los diseñadores de pósters de cine cuando andan bajos de ideas, la de presentar a un héroe vuelto de espaldas se cuenta entre las más habituales, sobre todo si hay que presentar ante el público un filme de acción. Desde el Clint Eastwood de Sin perdón hasta el Leonardo DiCaprio de Origen, han sido múltiples los protagonistas que rehusaron dirigirnos la mirada, o que nos la han dirigido de soslayo y con cara de mala uva. Está claro que, si uno quiere que su personaje quede desde el principio como un malote, esta es la opción más socorrida. Pero en lo tocante a las malotas es otro cantar: aquí tenemos casos como la Jennifer Garner de Daredevil (y de Elektra), Jamie Chung en Sucker Punch, Malin Akerman en Watchmen e incluso Scarlett Johansson como Viuda Negra en alguna imagen promocional de Los Vengadores. Sin olvidar, faltaría más, a Angelina Jolie posando para Tomb Raider: La cuna de la vida. Los ejemplos vienen a pares, nunca mejor dicho.

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¿En qué se diferencian estos retratos de heroínas de los de sus colegas masculinos? Pues que, mientras aquellos aparecen en una actitud más o menos épica, y con una composición de imagen que no se centra especialmente en sus volúmenes anatómicos, las chicas suelen presentar un artístico escorzo conocido en inglés como "butt pose". Es decir, "la pose del culo". Más que como aventureras dispuestas a todo en el campo de batalla, las heroínas de acción que gozan de pósters individuales aparecen como víctimas de una drástica hipertrofia a la altura de las nalgas, siempre embutidas en ropa ajustadísima que realza dicha hinchazón. Si acabáramos de llegar a este planeta, diríamos que obedece a un afán estético. Pero, como ya sabemos de qué va esto, nuestra interpretación es otra: hipersexualizar a los personajes femeninos (y, de rebote, a las actrices) con fines mercantiles. 

Cuando se trata de presentar un producto a la venta, apelar al bajo vientre del público es una vieja herramienta de marketing. Y, si dicho público objetivo se compone principalmente de hombres, esta regla funciona todavía más, aunque haya excepciones orientadas a las chicas(sí, estamos pensando en los carteles de Magic Mike XXL).  Aun así, cabe confiar en que las cosas cambien a medio plazo: el hecho de que las heroínas de acción se vayan ganando un hueco cada vez más grande en el imaginario del género puede darnos esperanzas. El hecho de que personas implicadas en las propias películas llamen la atención sobre las carencias o los malos modos de sus estrategias nos da más esperanzas aún. Pero la última palabra la tiene el público, ese público que parece cada vez más dado a apreciar a las aventureras por sus hazañas en la pantalla, no por su físico. Que se lo digan a Charlize Theron: diez años después de lucir trasero en el cartel de Aeon Flux, y con una edad (40 espléndidos años) a la que muchos cerriles le negarían los poderes, la sudafricana de oro se ha convertido en ídolo de muchas y muchos gracias a Mad Max: Furia en la carreteraUn filme en cuyas imágenes, y en cuyo póster, muestra muy pocas curvas, y muchísimo poderío. Que cunda el ejemplo.

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