¿Quieres ver la peor película de la historia?

'The Room', el filme más infecto jamás rodado, se proyecta hoy en Madrid. ¿Tienes lo que hay que tener para exponerte a su atrocidad?
¿Quieres ver la peor película de la historia?
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¿Quieres ver la peor película de la historia?

¿Hasta dónde llega tu tolerancia a la cutrez en celuloide? ¿De qué tamaño son los truños fílmicos que eres capaz de digerir? ¿Te parece que Plan 9 del espacio exterior es demasiado técnica, y consideras que La Lola nos lleva al huerto peca de excesiva sutileza? Pues tranquilo, cinemaníaco, porque hoy tienes una ocasión irrepetible para poner a prueba tus retinas: gracias a los esfuerzos de la web Cine Cutreel cine Artistic Metropol (Cigarreras, 6, Madrid) será el escenario del estreno en España de The RoomSí, hablamos de 'esa' The Room, la dirigida y protagonizada en 2003 por el señor Tommy Wiseau, que se ha ganado un puesto de honor en los ránkings como peor película de la historia. O, en palabras del crítico Clark Collis, "el Ciudadano Kane de las malas películas". Un trabajo de calidad tan abismalmente atroz que habría hecho llorar a Ed Wood, y que podrás ver a las 22.00 por el módico precio de seis euros. Y no sólo eso: asistiendo al pase, también te habrás ganado el privilegio de aparecer en un documental sobre The Room, y sobre el culto generado en torno a ella.

De hecho, según nos explica Carlos Palencia (responsable de Cine Cutre, así como de los festivales CutreCon Trash-O-Rama), el documental Room Full of Spoons ha sido crucial en este estreno. Vamos, que, si no fuese por él y por su autor Rick Harper, The Room jamás hubiese llegado a España, básicamente porque el autor del megatruño es un personaje de cuidado: "Wiseau cuida mucho su película", cuenta Palencia. "Cuando tuvimos la idea de traer The Room a España, la idea de negociar con el nos hizo hacer fiuuu... [emite un suspiro de esos que significan "ay, la que nos espera"]". Para hacer realidad el sueño (o pesadilla, según se mire), Palencia y sus amigos contaron con la cooperación de Rick Harper, que quería rodar una proyección de The Room en Europa, y del comediante hispano-escocés Toni McGinty, ultrafán de Wiseau y de su magna obra: "Negociamos el estreno a través de ellos, y gracias a eso podemos proyectar la película". 

Que tratar con Tommy Wiseau sea así de difícil no nos extraña, la verdad: de origen difuso (algunos dicen que nació en Nueva Orleans, otros que en Polonia), el cineasta ha tratado de convencer al público de que The Room nació como una parodia de los dramas 'intensos' tan propios del cine independiente. Lo cual, faltaría más, es una mentira como una casa. Y Carlos Palencia lo sabe: "Cuando ves la película, te das cuenta de que todo va completamente en serio. No es como Sharknado o Zombeavers, que son cutres a posta: es un despropósito totalmente involuntario, y eso hace que sea tan divertida". A continuación, Palencia emplea un símil acuñado por el experto Paco Fox  (Cine Basura, Videofobia): "Hay películas que son como un tren descarrilando. Sabes que son desastrosas, pero no puedes dejar de mirar". Por si fuese poco con la comparación, Carlos aporta una leyenda sobre Wiseau que da hasta un poco de miedo: "Dicen que se hace pasar por su mánager: cuando le llamas, cambia la voz para fingir ser otra persona, te deja un rato en espera, y luego se pone a hablar contigo, ya como él mismo".

Con demencia o sin ella, The Room ocupa ya un nicho en el panteón de los filmes de culto. Desde que los dueños de salas de cine estadounidenses la reconocieron como el bodrio que es, sus proyecciones en sesiones golfas no han cesado. Además, The Disaster Artist (la memoria escrita por Greg Sestero, uno de los actores que padecieron su rodaje) se convertirá pronto en un filme producido por Seth Rogen, con el inevitable James Franco dando vida a Wiseau. Y, por si fuera poco, sus proyecciones vienen acompañadas por un ritual que ríete tú del Rocky Horror Picture Show: los puntos impepinables de dicha ceremonia, entre los que destaca arrojar cucharillas de plástico a la pantalla serán revividos hoy en el Artistic Metropol, con Toni McGinty como maestro de ceremonias... y con alguna adaptación que otra a nuestra idiosincrasia. "Hemos tenido que españolizar algunas cosas", comenta Carlos Palencia. Pero que los neófitos no se preocupen, porque los responsables de la proyección impartirán las lecciones pertinentes, y también agasajarán al público con un "kit de supervivencia" en el que se incluyen, por supuesto, cucharillas de plástico.

Ahora bien: si consideramos que The Room no sólo está plagada por multitud de fallos técnicos, sino también por una sobreactuación insoportable (con Tommy Wiseau a la cabeza) y por un libreto que, además de agujeros como cráteres lunares, también hace gala de una misoginia feroz, ¿por qué demonios querría alguien exponerse a sus efluvios? Carlos Palencia tiene una teoría muy interesante al respecto. "La gente que más disfruta con el cine cutre es gente muy cinéfila, con mucho bagaje", explica. "Decir que no saben apreciar una buena película es un error: cuando se enfrentan a bodrios como The Room, se quedan fascinados por cosas que no pueden asimilar. Y si, encima, las ven en compañía, el ataque de risa es compartido, y el disfrute es mucho mayor".

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