[SEFF 2012] Por qué 'Leviathan' es el mejor documental del año

A bordo de un barco de pescadores, Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel filman algunas de las imágenes más alucinantes del año. Gran película que forma parte de la programación del Festival de Cine Europeo de Sevilla. Por DANIEL DE PARTEARROYO
[SEFF 2012] Por qué 'Leviathan' es el mejor documental del año
[SEFF 2012] Por qué 'Leviathan' es el mejor documental del año
[SEFF 2012] Por qué 'Leviathan' es el mejor documental del año

Con lo variada y extensa que es la programación de la novena edición del Festival de Cine Europeo de Sevilla puede caerse en el grave error de pasar por alto la sección Eurodoc, dedicada al cine documental y de no ficción. En ella, aparte de propuestas tan apetecibles como Lebanese Rocket Society (Khalil Joreige & Joana Hadjithomas) o Mapa (León Siminiani), que todavía no hemos catado, está la auténtica joya del certamen: Leviathan, la última película de Lucien Castaing-Taylor y Véréna Paravel. El filme, que recibió el premio FIPRESCI y una Mención Especial del Jurado en el Festival de Locarno, se compone de una serie de imágenes impresionistas tomadas en alta mar a bordo de un barco pesquero que faena en el Atlántico Norte. ¿Cómo puede una cinta sobre pescadores convertirse en una de las experiencias más arrolladoras e intensas que se pueden vivir dentro de una sala de cine este año? Estos son algunos motivos:

1. EL OCÉANO EN TU CARA. Nunca has visto el mar así de cerca, así de presente, en una película. Las imágenes de Leviathan tienen una fuerza inmediata y difícil de olvidar. Que James Cameron tome apuntes y una cura de humildad antes de su próxima machada suboceánica: gracias a la utilización de minicámaras deportivas GoPro (habituales entre los surferos), Castaing-Taylor y Paravel consiguen puntos de vista imposibles y de gran definición al registrar la tarea pesquera de los marineros. No pienses que estamos ante un documental didáctico sobre la pesca o paisajístico a lo National Geographic, ni mucho menos, sino ante la visión expresionista y rozando lo alucinógeno de distintos momentos de vida en alta mar. Las cámaras, que graban insertadas en los cascos de los marineros pero también sumergidas en las profundidades del mar, se pegan al lomo de una gaviota o captan la agonía de la pesca capturada, consiguen una inmersión sensorial absoluta. Llega a extrañar que de la pantalla no chorree agua salada con trozos de molusco y cabezas de pescado.

2. EL SONIDO DE LA BESTIA. Trabajo del experto Ernst Karel, si por algo destaca Leviathan aparte de por sus vigorosas y abstractas imágenes de agua, sangre con escamas y tatuajes marinos es por un diseño de sonido extraordinario. Tanto en las misteriosas profundidades abisales como en la superficie sobrevolada por aves amenazantes, el ruido mecánico y animal se alterna con el silencio subacuático en una sinfonía subyugante y sobrecogedora que contribuye a darle a la película un omnipresente tono terrorífico, de navegación errante en los confines del mundo conocido. Donde, más allá, habrá dragones.

Leviathan Trailer July 2012 from Sensory Ethnography Lab on Vimeo.

3. LOS AUTORES. Lucien Castaing-Taylor es director del SEL (Sensory Ethnography Lab), un centro interdisciplinar de la Universidad de Harvard dedicado a la investigación antropológica vinculada a la creación artística. En 2009 estrenó Sweetgrass, un maravilloso documental que seguía a un grupo de pastores por las montañas Beartooth de Montana justo antes de su desaparición. Véréna Paravel, alumna de Harvard, también tiene formación de antropóloga y se hizo un hueco en la no ficción actual gracias a Foreign Parts, cinta sobre un barrio obrero de Nueva York co-dirigida con J.P. Sniadecki que ganó en el Festival Punto de Vista de 2011. Está claro que el currículum de ambos los precede, pero Leviathan se mueve por terrenos plásticos y temáticos muy diferentes a lo que habían hecho hasta ahora.

4. MITOLOGÍA Y TRABAJO. Por todo lo anterior, en Levitahan conviven tres tipos distintos de cine de no ficción que la convierten en una película antológica. Además de las imágenes más abstractas con ausencia humana y las tomas texturizadas de las especies animales (que, en los créditos del final, comparten espacio individualizado junto a los homo sapiens del barco) también hay momentos en los que la cámara se fija en los trabajadores del pesquero, registrando la fisicidad y esfuerzo de su trabajo en la costa de New Bedford. En un juego habitual durante el filme, pasamos de verlos pegados a la piel y el sudor de la tarea diaria a alejarnos para conocer el ambiente del barco hasta un firme plano fijo de reposo, cerca del final, cuando el descanso es posible antes de una nueva jornada de lucha contra los elementos y quién sabe si, también, contra una gigantesca ballena blanca.

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