Simon Pegg: "¿Nos están volviendo tontos los superhéroes?"

El actor de 'Zombies Party' y 'Star Trek' crea polémica por sus declaraciones contra los 'blockbusters' y los aventureros con disfraz. ¿Tiene razón?
Simon Pegg: "¿Nos están volviendo tontos los superhéroes?"
Simon Pegg: "¿Nos están volviendo tontos los superhéroes?"
Simon Pegg: "¿Nos están volviendo tontos los superhéroes?"

Es uno de los hombres más graciosos del mundo. Bien junto a sus amigos Edgar Wright y Nick Frost (Zombies Party, Arma fatal, Bienvenidos al fin del mundo) o en derivas más hollywoodienses (Misión Imposible: Protocolo fantasmael reboot de Star Trek), el actor y guionista Simon Pegg se ha caracterizado siempre por conectar con el público mediante un talento dramático muy inglés. Y también mediante su complicidad con un sector de la audiencia que sabe que el Kobayashi Maru no es un restaurante de sushi, que podría recitar la lista completa de las armaduras de Iron Man y que sabe que, contra los muertos vivientes, no hay nada como un disco de vinilo bien apuntado. Es decir, con un público geek, nerd o, como solemos decir en castellano, "friki". Aunque, dadas sus últimas declaraciones a la revista Radio Times (vía The Guardian) podría encontrarse un poco harto de todo ello... y del fandom del cine fantástico, en general.

"Antes de Star Wars, los grandes éxitos de taquilla eran El Padrino, Taxi Driver, Contra el imperio de la droga o Bonnie y Clyde: películas de autor, oscuras y amorales", comentó el actor. Pegg, ocupado actualmente en escribir Star Trek Beyond, no cree que el cambio propiciado por saga de George Lucas fuera para bien: "Soy un fan del cine de ciencia-ficción y de género, y a mucha honra, pero miro la sociedad actual y, en parte, creo que hemos sido infantilizados por nuestros propios gustos", explica. Y, para describir dicho proceso, emplea la expresión "dumbing down", que puede traducirse aproximadamente como "simplificación", pero que deriva de la palabra "dumb", uno de cuyos significados es "tonto". Así, el hecho de que "los adultos consumamos cosas infantiles, como tebeos o superhéroes" supondría según Pegg "un atontamiento, en cierto sentido, porque distrae nuestra atención de los problemas del mundo real". Así, hemos pasado de interesarnos por películas llenas de "viajes emocionales, o asuntos morales que te hacen reflexionar" "no pensar en nada más que en que Hulk acaba de pelearse con un robot".

Durante la charla, Simon Pegg apunta una cierta incomodidad con su trabajo como guionista para Star Trek. "Al estudio no le gustó el primer guión que escribí", señala. Y, después, añade: "Les preocupa que no sea un entretenimiento con colorines como Los Vengadores". Y, acabáramos, se está planteando inocularse el 'síndrome de Tom Hanks', orientando sus miras profesionales a proyectos 'con prestigio': "A veces, pienso que echo de menos las cosas de adulto. Y el otro día pensé seriamente en retirarme del frikerío". "Me he convertido en un icono para esa generación, y eso no es algo que me apetezca seriamente", apunta. Y concluye: "Me gustaría mucho desvincularme de todo ello y dedicarme a actuar en serio".

A nosotros, esto último nos pone los pelos como escarpias: ¿qué ha llevado al intérprete de Shaun a ponerse así? Y, sobre todo, ¿le perderán para siempre los géneros a los que tanto ha contribuido? Por lo pronto, sus declaraciones ya han suscitado respuestas airadas en algunos medios, como la web especializada en ciencia-ficción io9. Desde dicha web, Katharine Trendacosta responde a sus preocupaciones recordando cosas como que el cine de ciencia-ficción siempre ha abordado temas 'profundos' mediante herramientas como la alegoría, que la idea de Star Wars como inicio del declive cultural de Occidente no es nueva ni por asomo y que, cuando se estrenó en 1972, El Padrino no dejaba de ser una película de género basada en un best seller. La articulista expresa otros reparos hacia la actitud del actor: desde su punto de vista, esto suena a que "[Pegg] no ha sacado nada de Los Vengadores, Star Wars y Star Trek, y le preocupa haber desperdiciado su carrera. Y piensa que su imagen se ha infantilizado debido a su conexión con el género".

Desde su estupendo blog Peggster, Simon Pegg se ha tomado su tiempo para responder a io9. Y cuando decimos que se lo ha tomado, no bromeamos: titulado El bocazas ataca de nuevo (como la canción de The Smiths), el artículo de Pegg se extiende durante 1.531 palabras. Palabras que no emplea en los subterfugios habituales (diciendo que sacaron sus declaraciones de contexto, por ejemplo) sino en ofrecer una respuesta muy razonada y con mucho humor. Júzguese su comienzo: "De los autores de Que te jodan, 'Star Trek' y Uuuf, la princesa Leia, llega... La cultura friki como producto de una conspiración tardocapitalista, diseñada para infantilizar a los consumidores como parte de un sistema de control no agresivo". 

En el texto, Pegg reconoce que sus declaraciones para Radio Times provinieron tanto de su hartazgo hacia muchas cosas como de su deseo de llevar la contraria ("Cuando has hecho muchas entrevistas seguidas, a veces te puedes cansar de tus propias opiniones, reemplazándolas por opiniones ajenas", precisa). También señala que, en dichas declaraciones, se hayan temas ya explorados en Spaced, la serie que creó junto a la guionista Jessica Hynes en 1999, y en la que también trabajó con Edgar Wright y Nick Frost. A los autores de Spaced, señala, les fascinaba "la extensión sin precedentes que se daba a nuestra generación para seguir considerándose joven, en contraste con una generación anterior que adoptó la idea de la madurez mucho antes". Y el problema, a su modo de ver, reside en que el mainstream se aprovecha de ello: "En los 18 años que han pasado desde que escribí Spaced, esta adolescencia extendida ha sido astutamente aprovechada por las fuerzas del mercado, que han identificado a este sector relativamente nuevo como una fuente de potencial consumista, increíblemente lucrativo". 

Y, así, llegamos al tema Star Wars: frente al 'Nuevo Hollywood' de Scorsese Coppola, con sus historias turbulentas y sus personajes oscuros ("Pero oscuros como Travis Bickle [De Niro en Taxi Driver], no como Bruce Wayne") y esas historias turbulentas propiciadas por la Guerra de Vietnam y los movimientos sociales, la película de George Lucas llegó en 1977 como "un antídoto para la confusión moral de la guerra, resolviendo el enigma de quién era bueno y quién era malo". Y proporcionando, admite el actor y guionista, un icono feminista de altura en la persona de Leia Organa. A continuación, el artículo se permite citar nada menos que al filósofo Jean Baudrillard, y su idea de cómo la sobreestimulación mediática y el fetichismo por la juventud ("Una época en la que nuestras aficiones, nuestros juguetes, nuestros cómics, nos mantenían a salvo de las verdades incómodas") mantienen a la población dócil y complaciente. "Estoy seguro de que hubo más discusiones en Twitter a cuenta de los tráilers de Star Wars: El despertar de la Fuerza y Batman v Superman: El amanecer de la justicia que acerca del terremoto de Nepal o las elecciones generales en el Reino Unido", remacha un Pegg algo más que indignado.

Pero dejémonos de filosofías y lleguemos al meollo: ¿piensa Simon Pegg que la ciencia-ficción nos ha vuelto unos cretinos? Según él, en absoluto: "¿Cómo podría decir yo eso? En palabras de Han Solo: '¡Eh, que soy yo!". En las últimas semanas, insiste, ha visto dos películas que han reavivado su fe en el cine de género: Mad Max: Furia en la carretera ("con una juventud exuberante cortesía de George Miller, de 70 años") Ex Machina. Y, ahora mismo, tiene sus esperanzas puestas en Tomorrowland"Lo que realmente quería decir, creo, es que conforme el espectáculo se convierte en prioridad, las películas lo tienen más difícil para resultar atrevidas o provocadoras", explica. Y pone como ejemplo la trilogía de Batman de Christopher Nolan: "Incluso esas películas estaban dirigidas por las fuerzas del mercado, y alguien en alguna parte quiso quitarles asperezas para así vender juguetes y más tarteras. Sin ir más lejos, apenas abordaban el lado de Bruce Wayne como vigilante fascista, aunque seguro que a Nolan le interesaba mucho la idea".

Pegg prosigue insistiendo en su amor por la fantasía y la ciencia-ficción ("¿Un mundo sin Juego de tronos? Si Baudrillard hubiera predicho algo así, hubiera dejado colgada la carrera y me hubiera hecho zapatero"), y también afirmando que, cuando uno habla sobre sus aficiones, debe hacerlo con espíritu crítico: "Por una parte, ver cómo esas cosas que antes eran marginales dominan hoy el mainstream es maravilloso. Pero, al mismo tiempo, estas cosas ahora mismo están siendo monetizadas y sometidas al marketing, y sus aspectos más valiosos no siempre son respetados. ¿O no es así, fans de la serie original de Star Trek?". Simon Pegg se despide con un resumen en tres partes: "Amo la ciencia ficción y la fantasía, y no creo que sean infantiles. No creo que todo esté generado por fuerzas hegemónicas como un medio de control... o, al menos, no del todo. Sigo siendo un friki orgulloso". Ah, y por cierto: "Pierce Brosnan y Timothy Dalton también van a hacer de stormtroopers en Star Wars: El despertar de la Fuerza". No es por nada, pero creemos que eso último es ironía.

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