Un niño grande: Lo mejor (y lo peor) de Adam Sandler

Vulgar, omnipresente y de éxito indescifrable para muchos espectadores, hacemos apología de las mejores películas del cómico y señalamos sus mayores pifias. Por DANIEL DE PARTEARROYO
Un niño grande: Lo mejor (y lo peor) de Adam Sandler
Un niño grande: Lo mejor (y lo peor) de Adam Sandler
Un niño grande: Lo mejor (y lo peor) de Adam Sandler

Adam Sandler vuelve a asomarse a la cartelera española, donde nunca se sabe muy bien quién le espera. Y es que este cómico neoyorquino, nacido en una familia judía de Brooklyn en 1966, goza de gran fama (aunque no necesariamente positiva: suele ser candidato fijo en los premios Razzie) y éxito en EE UU (es una de las personas de Hollywood que más dinero gana al año), pero apenas ningún respeto entre el público español. Ya que con Desmadre de padre parece haber vuelto a una buena senda (4 estrellas en nuestra crítica) de la que se había alejado en sus flojísimas películas recientes, aprovechamos para hacer un repaso (personal y no exhaustivo) de las cimas y simas de su filmografía. Dejando claro que ningún juicio de la carrera de Sandler estaría completo sin contabilizar su paso por Saturday Night Live, primero ejerciendo de guionista en 1990 y, desde el año siguiente, como actor hasta su despido en 1995, en el presente informe nos centraremos sólo en sus películas como actor principal.

Las buenas

Billy Madison (1995)

La primera película de Sandler como protagonista total es una absoluta declaración de principios: Billy Madison es un mimado de 27 años infantil e irresponsable. Olvídate de los adultos eternos adolescentes de la factoría Apatow, el peterpanismo que defiende Billy Madison es mucho más radical, directamente vinculado con los estímulos de la infancia, toda su violencia y vulgaridad. Su liberadora anarquía, ininteligibles pedorretas y lo insoportable que está Sandler haciendo toda clase de muecas y voces funcionan así como un revulsivo del buen gusto y una defensa de la libertad absoluta por encima de las castraciones del sistema educativo.

Terminagolf (1996)

Sí, la relación de las películas de Sandler con los títulos españoles siempre ha sido un tanto complicada. Será mejor asumirlo y referirse a la primera obra maestra de nuestro canon personal por su denominación original: Happy Gilmore. Ese es también el nombre del protagonista, un apasionado del hockey sobre hielo tan inútil con el stick como implacable con el palo de golf. Sandler sigue priorizando el humor físico con un personaje tendente al comportamiento violento y agresivo que ataca a prácticamente todos sus compañeros de reparto en algún momento de la película. Estamos ante la mejor película de golf con sticks de hockey de todos los tiempos. Y, por dios, atención al cameo de Ben Stiller como enfermero.

El chico ideal (1998)

Primer acercamiento del actor a un registro más cercano a la comedia romántica que al desbarre como único objetivo. Pero sin renunciar al humor grueso ni a mostrar un culo de bebé en los dos primeros minutos de película, claro. Puede que sea por la temática (un cantante de bodas fracasado), por la sucesión de hitazos ochenteros (años después la historia se llevó a Broadway en forma de musical) o el melancólico retrato de época, pero lo cierto es que tanto Sandler como la camarera Drew Barrymore a la que enamora se hacen querer.

Embriagado de amor (2002)

El gran volantazo actoral en camino hacia el reconocimiento crítico vino gracias a su trabajo con Paul Thomas Anderson y, llamémosla así, Punch-Drunk Love. Aunque, más bien, se podría argumentar que es una cuestión de contextos y adecuación, pues Sandler está tan entregado como en cualquiera de sus películas a los tics del personaje, sólo que aquí el director de Magnolia consigue elevarlo a una de las más originales, divertidas y sorprendentes historias de amor de la historia del cine. Eso sí, los críticos que restringieron esta recuperación de Jerry Lewis filtrado por Keaton a la intervención de Thomas Anderson harían bien en revisar el resto de grandes películas del actor para calibrar el alcance de sus anteojeras.

50 primeras citas (2004)

Pese a oler las mieles de los premios respetables (fue nominado al Globo de Oro por su papel en Embriagado de amor), Sandler tuvo la determinación de mantenerse fiel a sus orígenes, echando una mano siempre que podía a la carrera de Rob Schneider (por ejemplo, con un desopilante cameo en ¡Este cuerpo no es el mío!) y haciendo taquilla con la olvidable Ejecutivo agresivo junto a Jack Nicholson. Pero su gran joya de la época post-Punch-Drunk Love tiene que ser su segunda comedia romántica junto a Drew Barrymore, que, con una bella temática amnésica, y salvando las distancias, puede hacer que te replantees ¡Olvídate de mí! como máxima autoridad en el tema de la lucha del amor contra la (des)memoria.

Zohan: Licencia para peinar (2008)

La última gran película en la que hemos podido ver a Sandler es una incursión en el mundo Apatow mucho más feliz que la posterior Hazme reír. Será por la precisión satírica con la que está tratada la historia de este militar israelí convertido en peluquero follarín en Nueva York, la maestría con la que se revientan tabúes de lo políticamente correcto en cada secuencia o la fulgurante unión al guión de Sandler, Apatow y el ácido Robert Smigel, pero creemos que es una gran cima en la carrera del cómico. Una altura de la que, por desgracia, queda muy lejos en los siguientes títulos de nuestro informe.

Las malas

Spanglish (2004)

Empezando la exhibición de atrocidades en una fecha tan cercana podría parecer que damos a entender que todo lo anterior de Sandler sólo se merece halagos, pero nada más lejos de la realidad (por ejemplo, nunca me verán entre los defensores de ese dislate que es Little Nicky, sólo valorada por sus cameos). Lo que ocurre es que esta película de James L. Brooks en la que Paz Vega habla con acento mexicano representa lo peor de los contados intentos de Sandler por ponerse serio: acabar siendo terriblemente aburrido, incapaz e incluso cercenar el talento de quienes le rodean (va por Téa Leoni).

Click (2006)

Y si hay algo peor que Sandler fracasando en sus intenciones serias es cuando lo hace en las cómicas. Sirva esta película basada en un concepto que no tarda en agotarse más de dos segundos (Sandler consigue un mando a distancia que le permite rebobinar, pausar o silenciar la realidad). Mientras las apariciones de Christopher Walken y David Hasselhoff como jefe netamente cretino pueden salvarse, el protagonista de nuestro informe se pasa todo el metraje con el piloto automático junto a una Kate Beckinsale de porcelana.

Os declaro marido y marido (2007)

Según cuenta Alexander Payne, autor de un tratamiento preliminar de esta película sobre un par de amigos que fingen ser gays para casarse como maniobra burocrática, lo que hizo Sandler al entrar en el proyecto (que en un principio iban a protagonizar Nicolas Cage y Will Smith, ojo) fue cargárselo y llenarlo de bromas escatológicas y estereotipos de dudoso gusto sobre la homosexualidad. Y, ya puestos, la raza asiática, mediante un personaje secundario interpretado por Rob Schneider (peaje obligatorio en toda película de Sandler). Por abreviar, USA Today dijo que daba "mal nombre al matrimonio, la homosexualidad, la amistad, los bomberos, los niños y prácticamente cualquier cosa que sale en el filme".

Hazme reír (2009)

Siendo justos, habría que reconocer que Sandler no es el principal problema del tercer largo(muy largo)metraje de Judd Apatow, sino el ataque de autoritis y gravitas de su director y guionista. Un supuesto homenaje a la profesión de cómico que, a la búsqueda de cierta respetabilidad mal entendida, se mostraba todo lo seria y trágica que le era posible. Ni siquiera el desfile de caras conocidas y figuras del stand-up lograba que levantara el vuelo en lo que, más que una mirada adulta con una pizca de cinismo al mundillo, parecía estar renegando amargamente de él.

Niños grandes (2010)

¿Hay algo peor que un cómico sin gracia? Cinco cómicos sin gracia protagonizando una película sobre amigos que se reencuentran tras varios años sin verse y pasándoselo sensiblemente mejor durante el rodaje que cualquier espectador del resultado final. Así hicieron Sandler, Kevin James, Chris Rock, David Spade y Rob Schneider en esta comedia coral que pretendía homenajear el paso de todos ellos SNL a principios de los 90... y nadie terminó de entender muy bien si algo más (¿alguien le explicaría algo a Salma Hayek?). El caso es que hay secuela en camino.

Jack y su gemela (2011)

Su desastre anterior, del que esperamos que con Desmadre de padre consiga recuperarse. En escalofriante peligro de eddiemurphyzación a causa de un recurso extravagante a los disfraces y las prótesis de látex bajo la excusa de interpretar a la hermana gemela de su personaje, la del año pasado fue una de las peores y menos inspiradas propuestas de la carrera reciente del actor. Que un cameo autoparódico de Al Pacino sea lo único que se puede salvar de tu película...

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