Chico & Rita

El hijo llegó con un blues. Hace tan sólo un par de meses, el hijo vino a contarnos que todas las canciones hablaban de él y eran canciones tristes, melancólicas, de desamor. Canciones ásperas como cualquier standard de blues que se precie. Ahora el padre aparece con un bolero. Donde lo dejó Jonás, con alma negra y poniéndole imágenes al doloroso amor en vías muertas, el padre, Fernando, se arrancó con el amor en mayúsculas, el amor interminable, el amor imposible y eterno, el Amor que se fue pero volverá.

A nadie le es ajena la pasión musical de los Trueba. Lo sorprendente es que mientras el joven le puso coros a la gran broma final, el Senior no ha escatimado ni en colores ni en melodía para construir un monumental relato romántico, una historia de amor épica como las que se hacían antes, eso que los americanos llaman a story bigger than life y que a los cubanos les ha inspirado más de un estribillo, algún que otro “se me olvidó que te olvidé”.

Digámoslo ya y digámosolo así (aunque suene tosco y a conceptos universales): Fernando Trueba y Javier Mariscal han musicalizado Romeo y Julieta, han dibujado Tristán e Isolda, han silueteado Sabor a mí y sí, han convertido a Chico & Rita, la historia de encuentros y desencuentros de dos músicos cubanos que se enamoran en La Habana durante los años 40, en la Casablanca de la animación.

Además de un delicioso romance, Chico & Rita es una sinestesia. Ilustrada por el colorido mundo visual de Javier Mariscal y armonizada por el piano de Bebo Valdés, los sentidos del espectador se disparan y es difícil saber de dónde viene el nudo en el pecho, la lágrima emocionada, el sabor amargo que acompaña a cualquier amor imposible. No es fácil reconocer si esa capacidad para envolver que tiene Chico & Rita es cosa de Mariscal (con su dibujo de cómic, su Habana rota, su Nueva York plomizo y frío), o tal vez es de Bebo (no sólo de sus notas; Bebo como Chico es todos los músicos cubanos) o quizás de Trueba y su redondo guión. Es tan difícil separarlos porque los tres funcionan como uno. La animación y la música están tan armoniosamente integradas en Chico & Rita que, llegado un punto, es imposible recordar que hay varios directores detrás y, sobre todo, se hace accesorio el que sea una película dibujada. Pasa a ser una película a secas. Una gran película que (si no anduviésemos tan perdidos) por lo menos debería haber estado nominada entre las mejores (de acción real) de la pasada edición de los Goya.

Por si fuera poco, los amantes del jazz tendrán la ocasión de vibrar con la escena musical neoyorquina de los 50 e incluso ver la versión animada de Charlie Parker o Cole Porter durante la estancia de Chico y Rita en la Gran Manzana, y bailar sus encuentros y descuentros al ritmo de la percusión afrocubana que Chano Pozo le enseñó a Dizzy Gillespie, hasta que la Revolución cubana separe a los amantes de nuevo y “pasen más de mil años, muchos más” para que vuelvan a encontrarse. Como en los buenos boleros.

ANDREA G. BERMEJO

FICHA TÉCNICA

Chico & Rita

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  Un pianista y una cantante se enamoran y forman un dúo en La Habana de los años 40. Sus trayectorias artísticas y personales les llevarán por todo el mundo entre turbulencias del corazón.

• RESUMEN: Debería haber estado nominada al Goya a la Mejor Película.

• ESTRENO: 25/02/2011

• Animación / España / 2010 / Directores: Javier Mariscal, Fernando Trueba Actores (voces): Mario Guerra, Limara Meneses, Estrella Morente Música: Bebo Valdés